Estoy aún en proceso de aplicar el sistema extraído de este libro, Getting Things Done, de David Allen (un buen resumen aquí). Sin haber hecho todo aún, el enfoque a la Siguiente Acción es con diferencia lo que más estoy poniendo en práctica y mejor va.
Este enfoque es muy sencillo, y mucha gente ya lo hace de manera natural. Es simplemente ante una tare apreguntarte , “¿Cuál es la siguiente acción?”. La clave es que esta acción ha de ser concreta, como “Preguntar presupuesto a la persona X” o “Llamar a la persona Y”.
Si es una acción de menos de dos minutos, la idea es hacerla al momento, y si en cambio crees que te va a llevar más tiempo, puedes o bien delegarla en alguien apropiado, o fijarla en el calendario para un momento concreto en el futuro.
Parece una tontería, pero en una semana me he sacado más tareas pendientes que en tres meses.
Y además tiene un efecto secundario increíble, sube la autoestima y la percepción de control de tu vida, y acaba con la mentalidad de víctima y la queja constante. Copio el fragmento del libro:
“Las personas estamos haciendo cosas constantemente, pero generalmente solo cuando tenemos que hacerlas, bajo presión (propia o externa). No tenemos la experiencia de ganar, o de tener el control, o de cooperar entre nosotros y con el mundo. Y necesitamos esas experiencias.
Los comportamientos diarios que definen las cosas que están incompletas y las acciones que se necesitan para completarlos deben cambiar. Hacer que las cosas vayan como tú quieres, antes de que la presión externa y el estrés interno te obliguen, crea una base firme de autoestima que se extenderá a todos los aspectos de tu vida.
Preguntarte a ti mismo, “¿Cuál es la siguiente acción?” socava la mentalidad de la víctima. Presupone que hay una posibilidad de cambio, y que hay algo que puedes hacer para que ocurra. Esta es la afirmación que se adopta a través del comportamiento. Y este tipo de afirmaciones funcionan mejor para construir una autoimagen positiva, que la que se puede obtener repitiendo mil veces: “¡Soy una persona poderosa y efectiva, que hace que las cosas salgan bien!”.
¿Hay demasiadas quejas en tu entorno? La próxima vez que alguien se queje de algo, intenta preguntar: “Entonces, ¿cuál es la siguiente acción?” La gente solo se queja de algo que supone que podría ser mejor de lo que es actualmente. La pregunta de acción fuerza el problema. Si se puede cambiar, hay alguna acción que lo cambiará. Si no puede, debe considerarse parte del problema, para ser incorporado en la estrategia y la táctica. Quejarse es una señal de que alguien no está dispuesto a arriesgarse a moverse en una situación cambiante, o no considerará la circunstancia inmutable en sus planes. Esta es una forma temporal y hueca de autovalidación.
Aunque mis colegas y yo rara vez promovemos nuestro trabajo de esta manera, me doy cuenta de que las personas realmente se empoderan a sí mismas mientras les enseñamos a aplicar la técnica de la próxima acción. Aumenta la luz en sus ojos y la ligereza en sus pasos, y una chispa se muestra en su pensamiento y conducta. Todos somos poderosos, pero la decisión y la gestión efectiva de las acciones físicas requeridas para hacer avanzar las cosas parece ejercer ese poder en formas que impulsan los aspectos más positivos de nuestra naturaleza.
Cuando empiezas a hacer que las cosas cambien, empiezas a creer que puedes hacer que las cosas cambien. Y eso hace que las cosas cambien.”
