Al ser humano le gusta tomar drogas, pero entre comprar drogas en el supermercado o comprarlas en el mercado negro, hay todo un mundo de regulación.
Cuando escribí sobre lo perjudicial del alcohol, incluso comparado con otras drogas, salió el viejo debate: “Hay que prohibir el alcohol” vs “Hay que legalizar el resto de drogas”. Y no. Este debate está mal planteado.
El debate a nivel de calle está muy polarizado. Usuarios de marihuana que piden su legalización. Personas dañadas por el alcohol que piden la prohibición. Reducir algo tan complejo como el uso de drogas a estas dos posturas es una falsa dicotomía.
¿Qué pasa en la prohibición? Cuanto más estricta es, más daños sociales y de salud. Mafias, exclusión social, inseguridad, detenciones, multas… ¿Y en la legalización? También se incrementan los daños sociales y de salud, porque se incentiva el consumo en un mercado libre.
En los dos escenarios hay gente lucrándose con tu consumo, en uno traficantes en el mercado negro, y en el otro, empresas en el mercado libre. Cada día veo anuncios de bebidas alcóholicas en internet, las cervezas promocionan eventos deportivos, etc
La guerra contra las drogas es un fracaso, su comercialización no ha disminuido, su precio se reduce, y por el camino esta prohibición se ha cobrado incontables víctimas, países arruinados, creado pobreza… Pero es que el libre mercado que incentiva el consumo tampoco es la solución! A pesar del grandísimo daño del alcohol, aún hay gente que piensa que no es una droga, que no es tóxico, y encima ¡que es beneficioso!
Existen muchos tipos de regulación diferentes, pero la clave es encontrar un equilibrio entre los derechos individuales de los usuarios, y la protección a la salud. La regulación habla de responsabilidad, de reducción de daños.
El ejemplo de Uruguay con la marihuana es un tipo de regulación, con producción estatal. Este tipo de regulación no viene con una promoción del consumo, como sí pasa con un mercado negro, o con mercado libre.
En resumen, los que quieren prohibir suelen decir que no se puede normalizar el consumo de otras drogas. Pero creo que esto pasa porque muchos piensan que la única alternativa a la prohibición es la legalización absoluta al nivel del alcohol. Y no. Podemos buscar un modelo donde se minimicen los riesgos, donde se de información contrastada, sin demonizar, asistiendo a quien lo necesita, y teniendo en cuenta también los derechos individuales.
